ARGENTINA NO GUSTÓ;¿QUIÉN SE HIZO CARGO?: ¡LOS COLOMBIANOS!

Nadie quedó satisfecho con la actuación del seleccionado de fútbol frente a Colombia el sábado pasado. La pregunta inmediata, en seguida modulada en la boca de muchos argentinos, fue la ya consabida expresión “cliché”: ¿Y ahora quien se hace cargo?; últimamente esta interrogación aparece con harta frecuencia, pronunciada con un dejo de condenación abstracta y una gestualidad petulante o sonora tonalidad que parece emanada de quien se siente con autoridad o goza de los atributos para dar solución a todos los problemas, o por lo menos exigir remedio a situaciones de que se tiene dominio y conocimiento concienzudo. La realidad indica que no es así. No todo lo que sale mal o imperfecto, o no con el grado de bondad esperado tiene un sujeto responsable a quién dirigir las imputaciones de responsabilidad. Un partido de fútbol supone una relación contenciosa, un cotejo de fuerzas y habilidades, una confrontación en suma; y por definición, lo normal es que haya un vencedor y un vencido. O, por lo que importa a nuestro caso, uno que se desempeñe mejor que el adversario o despliegue ardides, lícitos, para neutralizar la supuesta superioridad de su rival. De donde concluimos que nadie se tiene que hacer cargo debido a la inexistencia de culpa a ser imputada; lo que si corresponde es reconocer la capacidad de Colombia para arrollar a Argentina en el primer tiempo y buena parte de la última parte del segundo y al mismo tiempo reducir la efectividad de los jugadores de calidad superlativa alineados por Argentina. Pero, como en todo, también en fútbol el azar cumple su rol; Argentina resultó ganadora de un partido cuando a lo más que razonablemente podía aspirar era un empate. Eso es todo: Colombia jugó mejor. La búsqueda de responsables a toda costa, parece tener un substrato psicológico; en la medida de que se tiene a alguien a quien denostar por los infortunios, nos sentimos menos heridos en lo personal por el contratiempo y a la vez nos proyecta a la categoría superior de aquellos que están habilitados para hacer señalamientos de culpabilidad.