miércoles, 24 de junio de 2009

¡JOYA DEL NEORREALISMO!: EL FILME "ROMA CIUDAD ABIERTA"

Emblemática película del neorrealismo italiano. Toda la crudeza de la guerra en momentos en que Roma, declarada “ciudad abierta” por el senado de Italia, expresión que puede traducirse en la grave decisión de decir “no se opondrá resistencia a la ocupación de la ciudad por ninguna potencia”, fue invadida de inmediato por los alemanes, sus hasta entonces aliados durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Se acercaba el fin de la contienda y la acción de los combatientes irregulares, en general conocidos como “partisanos” era cada vez más intensa. En ese contexto se inscribe la lucha de que da cuenta el filme, en la que el enfrentamiento se verifica entre los combatientes clandestinos, para quienes el secreto de sus planes de acción, medios operables, lugares de refugio, y el ocultamiento de identidades, incluidas las de aquellos que les dan algún modo de colaboración, resulta vital, y los servicios de inteligencia e información de las tropas alemanas. Ana Magnani, la tradicional mujer protagonista de los roles femeninos temperamentales, que han formado su garra a partir de la contrariedad y carencias de su medio social, desempeña aquí un papel relevante encuadrado en esa tipología, en cuanto interpreta a la mujer de un miembro de las organizaciones clandestinas. Sobreviene una traición, motivada por el despecho y la desesperación de una drogodependiente. De allí el arresto de algunos miembros y el de un colaboracionista. Este último es un sacerdote encarnado por Aldo Fabrizzi; la delineación que hace el guión de este personaje es magistral; y la interpretación del mismo por parte de Fabrizzi no le va en zaga. Es admirable la digna serenidad y sabiduría con que enfrenta los interrogatorios, asiste espiritualmente a su amigo sometido a los tormentos de un grado extremo de tortura, que habrá de llevarlo a la muerte. El personaje del sacerdote dejó dos frases que no se olvidan: el general alemán trata de doblegar su actitud intransigente señalándole que el partisano es un comunista y como tal también enemigo de los postulados defendidos por la Iglesia. El responde:”…los caminos del Señor son inescrutables…” lo que implica tanto como decir que los que se mueven en la vida con estatura ética, definen con eso la naturaleza de la ideología que abrazan. En el final, cuando es acompañado por un joven clérigo hasta el sitio en que será fusilado, y éste le pregunta “Padre ¿Quiere que le ayude a morir? El viejo cura responde ¡Morir es fácil… lo difícil es vivir…!

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