jueves, 7 de mayo de 2009

EL ÁPICE MÍSTICO DE TARCOVSKI: "SOLARIS"

Se presenta con todas las peculiaridades propias de una película de ciencia ficción. Después uno se entera de los tripulantes de la nave o de la estación espacial tienen la facultad de convocar a sus seres queridos muertos a hacerles compañía; no recuperarán la vida, pero, conservando los atributos físicos que tenían al momento de su muerte, tendrán el desempeño de seres totalmente normales mientras dure su presencia en tan particular instalación interplanetaria. Los silencios, las luces y las pausas van creando un clima muy especial. De pronto alguien manifiesta su preocupación por el destino de la humanidad. Y uno ya traspasado por un sentimiento que lo ha colocado por encima de la banales percepciones sensoriales, se pregunta ¿Qué es la humanidad?; más allá de las explicaciones científicas: ¿Qué constituimos los que damos presencia humana al planeta en este momento?; tal parece que nos tocó hacer la posta en un permanente proceso de nacimientos y de muerte, con lo cual venimos a resultar el alance entre los que estaban cuando nacimos y los que llegaron al mundo después, menos los muertos en el interregno; nuestra esencia no parece ir mucho más allá de un juego contable; con el agregado de que nos asiste la certidumbre de que nuestra muerte es inexorable; …que falta de sentido. Y las queridas personas que han muerto ya hace tiempo con las cuales no se tuvo ningún tipo de contacto ni de señal… ¡Tanto silencio!... ¡Y esa angustia tan desesperante! En algunos estados de sentimiento interior es mejor no pensar… pero el consejo de Discépolo de emborracharse es inviable… hay que inventar algún quehacer que parezca importante y abocarse a ello… aunque en verdad sea una zoncera.

Se presenta con todas las peculiaridades propias de una película de ciencia ficción. Después uno se entera de los tripulantes de la nave o de la estación espacial tienen la facultad de convocar a sus seres queridos muertos a hacerles compañía; no recuperarán la vida, pero, conservando los atributos físicos que tenían al momento de su muerte, tendrán el desempeño de seres totalmente normales mientras dure su presencia en tan particular instalación interplanetaria. Los silencios, las luces y las pausas van creando un clima muy especial. De pronto alguien manifiesta su preocupación por el destino de la humanidad. Y uno ya traspasado por un sentimiento que lo ha colocado por encima de la banales percepciones sensoriales, se pregunta ¿Qué es la humanidad?; más allá de las explicaciones científicas: ¿Qué constituimos los que damos presencia humana al planeta en este momento?; tal parece que nos tocó hacer la posta en un permanente proceso de nacimientos y de muerte, con lo cual venimos a resultar el alance entre los que estaban cuando nacimos y los que llegaron al mundo después, menos los muertos en el interregno; nuestra esencia no parece ir mucho más allá de un juego contable; con el agregado de que nos asiste la certidumbre de que nuestra muerte es inexorable; …que falta de sentido. Y las queridas personas que han muerto ya hace tiempo con las cuales no se tuvo ningún tipo de contacto ni de señal… ¡Tanto silencio!... ¡Y esa angustia tan desesperante! En algunos estados de sentimiento interior es mejor no pensar… pero el consejo de Discépolo de emborracharse es inviable… hay que inventar algún quehacer que parezca importante y avocarse a ello… aunque en verdad sea una zoncera.



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