lunes, 11 de mayo de 2009

FILME "PODER QUE MATA" Y LA TV DE TINELLI


Es inconciliable con la condición humana la concesión de libertades irrestrictas para que cada uno pueda elegir los medios con que instrumentará la prosecución de sus fines. El medo televisivo se constituye en una portentosa herramienta para la información, la difusión de conocimientos y la transmisión de cultura. Es también muy legítimo como medio de entretenimiento, mitigación de las angustias existenciales, de la soledad, o el mero placer. Pero si se trata del logro económico y no se tienen cortapisas para elegir los métodos, se terminará dándole al público lo que éste pide y está dispuesto a consumir con mayor facilidad, y aún con voracidad y deleite. Y sabemos de el carácter perverso que informa nuestra estructura íntima; algún filósofo ha dicho: “…no se que pasa en el alma de un criminal; se lo que hay en el interior de un hombre decente… ¡Es horrible! Y esa naturaleza malsana nos lleva a regodearnos con lo escabroso; a descender en nuestras posturas éticas y encontrar satisfacción en el ridículo de otro ser humano sorprendido en su inocencia, en la grosería más patética, en la exposición de intimidades obscenas que llevan al bochorno más extremo, y aún en el desvarío de quién ha perdido la salud mental. El requerimiento de este tipo de alimento infamante es progresivo y necesariamente conduce a la paranoia, el sometimiento por dependencia o la destrucción.
De esta horrible cotidianeidad nos ilustra el filme, exhibido en nuestro medio con el nombre de “PODER QUE MATA” – título original “NETWORK” -, donde un presentador televisivo que comienza a presentar rasgos paranoides y esta a punto de ser despedido da a su exposición de despedida ribetes tan extravagantes que se convierten en un éxito de audiencia. En seguida se ve el filón, y deciden mantenerlo en vigencia con la condición de mantener ese tipo alocado de formato; simultáneamente se lo lleva a una progresión en el modo desaforado de su entrega, hasta que por fin el hombre muere en cámara; y ese momento es festejado por los operadores del canal como la cumbre de logro económico y profesional…, como le es también el de su degradación moral.
En nuestro medo tuvimos a algunos ejemplos de enorme declinación en los valores éticos de los programas - Yo me quiero casar, Si lo sabe cante…-, por más que se pretenda disimular esa realidad con excusas y eufemismos.
Nunca se llegó a tanto con lo que se ha dado en llamar LA TENILIZACION de nuestra televisión.
Especialmente sus llamados programas de humor, que mejor deberían denominarse de CANALLADAS DE LOS MUCHACHOS PIOLAS, pasaron a constituirse en expresiones de maldad insolente, donde la humillación y victimización de un invitado inocente es llevada a un extremo de tensión espiritual lindante en lo insoportable. ES DEGRADANTE; se toma a un ser humano como objeto de mofa y escarnio para placer de los demás, y lucro de los organizadores. Es común el socorrido argumento de ser lo que el público pide. ¡Vaya fundamento! ¿No pedían en el circo romano la muerte de los gladiadores y eso si no habían tenido el disfrute de que fuesen pasto de las fieras? Tampoco tiene entidad el simplista argumento de ¡Si no le gusta cambie de canal! La existencia del mal en la comunidad y mi preocupación por sus efectos deletéreos, no puede dejar de preocuparme por el hecho de no tener una directa y personal percepción de lo mismos. Es que la difusión de este tipo programas conduce a la chatura y desvalorización de su audiencia.

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