jueves, 3 de diciembre de 2009

"MANHATTAN" UNA DE LAS 100 MEJORES PELÍCULAS SELECCIONADAS POR EL BLOG; "MEJOR LAS 100 IMPERDIBLES"









Película de EE.UU., 1979: Dirigid por Woody Allen
Actores:
Woody Allen, Diane Keaton, Michael Murphy, Mariel Hemingway, Meryl Streep, Anne Byrne Hoffman, Karen Ludwig, Michael O'Donoghue, Victor Truro, Tisa Farrow, Helen Hanft, Bella Abzug, Gary Weis, Kenny Vance, Charles Levin.



NEW YORK ES Y SERIA SIEMPRE SU CIUDAD. Es una frase descriptiva del inicio de la película y es una verdad palpable en los sentimientos de Woody Allen. El frenesí de su modo de vida, los enormes y admirables edificios rodeados de bolsas de plástico negro conteniendo basura pendiente de recolección; la ciudad de las grandes realizaciones, de los sueños cumplidos o no, de las enormes concepciones intelectuales y de la debacle intelectual en algún sentido; el crisol de razas y de tipologías humanas. Allen prefiere retratarla en blanco y negro y entendemos que es acertado. Quienes tuvimos oportunidad de vivir o “sobrevivir espiritualmente” en ella siempre la recordaremos con “gusto a tango”, aunque nunca hubiésemos escuchado su música durante el razonablemente prolongado lapso de nuestra presencia en ella. Desde el punto de vista de lo ingredientes de la tipología humana expresada en el desarrollo argumental, la película dista de dar cabida al universo de seres humanos que habitan en la gran manzana: Ya no hablemos de la gente de raza negra, los hispanos, los asiáticos, etc.; pero ninguno de ellos parece tampoco ser un “conmuter”, designación que se da a los millones de personas, muchas de ellas d alto nivel cultural y profesional, que diariamente desembocan en la gran manzana provenientes de Brooklyn, Queens, State Island y N.Yersey, es decir los llamados dormitorios de Manhattan, para darle dinámica de vida – quizás la más importante – para luego regresar a su lugar de radicación. El filme se centre en un grupo humano de pertenencia la clase media o media alta de de la ciudad, todos ellos cultos, intelectuales o con pretensiones de serlo, que agotan gran parte de su vida en la necesidad de conflictuarlo todo en discusiones interminables que inexorablemente concluyen de un modo banal y siempre tienen como norte subyacente, quizás como una ruta de escapismo, las permanentes mutaciones en los vínculos de pareja; en todas las situaciones subyace una sombra de escepticismo. Es muy destacable la frase final puesta en labios de personaje interpretado tan deliciosamente por Mariel Hemingway, la chica que acaba, en la ficción, de cumplir dieciocho años: HAY QUE TENER ALGO DE FÉ EN LA HUMANIDAD… y esta reflexión, más allá o no de su eficacia, nos hace falta.



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