miércoles, 24 de febrero de 2010

"EL MITO DE ELECTRA":...EL VIEJO ES SAGRADO...






El personaje legendario más célebre de los que llevan el nombre Electra es a hija d Agamenón y Clitemestra. Mientras Agamenón estaba empeñado en la guerra de Troya, su esposa cometió adulterio y mantenía relaciones con Egisto. Al regreso del guerrero, la pareja de amantes planea y da ejecución al asesinato de Agamenón. Según la versión más aceptada, Electra salvó su vida por la intercesión de Clitemestra y aquella, a su vez, se ocupó de rescatar a su pequeño hermano, Orestes, de mano de los asesinos y lo confíó a su viejo celador que lo alejó de Micenas. Sobre las peripecias vividas por Electra a parir de allí existen diferentes explicaciones, y ninguna de ellas es trascendente para los hechos posteriores en los que se conforma el nudo central de los sucesos que han dado alta significación a esta historia. Al regresar Orestes y ser reconocido por su hermana, ambos se conjuran para vengar a su padre, es decir, asesinar a Clitemestra y Egisto. Electra toma parte activa en ese doble homicidio, y luego vive las peripecias tendientes a evitar la muerte de su hermano en la persecución de que es objeto por parte de las Erinias, y lucha a su lado contra la hostilidad del pueblo que quiere dar muerte a los homicidas. Habiendo salido Orestes de Mecenas en ocasión de un cometido privado, es anunciada por error su muerte en Micenas, circunstancia que es aprovechada por Aletes, hijo de Egisto, para hacerse del trono. Reunidos los dos hermanos en Delfos, se aclaran algunas circunstancias que habían dado lugar a malos entendidos, se dirigen a Micenas y dan muerte a Aletes. Orestes queda en Micenas y Electra es dada en matrimonio a Pílades, marchándose con él a Fócide.
La leyenda adquirió particular relevancia intelectual, además de su tratamiento por los trágicos griegos, por la postura asumida por el célebre psicoanalista Carl Gustav Jung, que elaboró a partir de la misma la concepción del COMPLEJO DE ELECTRA, según el cual éste viene a ser a contrapartida del COMPLEJO DE EDIPO en su momento fijado conceptualmente por Freud. Según aquél, las niñas sentirían por el padre un atractivo erótico inconsciente, al extremo de sentir rivalidad, en algunas etapas de su desarrollo, con la sexualidad de su madre. Freud no está de acuerdo con ésta bifurcación, y entiende que ambas situaciones – madre: hijo y padre: hija – son abarcadas por el complejo de Edipo.

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