"CUENTOS Y NOVELAS CORTAS"
3-CONTINUACIÓN DE LA MAÑANA SIGUIENTE AL HECHO
Pasaron aproximadamente 45 minutos y la figura del Gordo se recortó en el marco de la puerta de la confitería y desde allí anunció con voz estruendosa ¡El coche quedó pipi cucu!; lo dejé estacionado en la puerta-.
OK. Tomate algo de desayuno y creo que ya nos vamos, dijo Beto.
Cuando el mozo le trajo el desayuno al Gordo, Beto le preguntó sobre la hora en que se habría el acceso a la zona portuaria; El mozo consultó el reloj, y respondió – A las nueve… dentro de quince minutos -
A Beto un sudor frío le recorrió la espalda: es como generalmente ocurre cuando nos enteramos que ha llegado la hora de la verdad de los hechos preocupantes… en nuestro interior querríamos que hubiese una concesión de espera… una prórroga que le quitase al hecho dramático el carácter de inminente.
Sacó el celular y preguntó sobre cual era el teléfono de la madre de Chiquito.
Por las respuestas era evidente que había atendido la señora. Los dichos de Beto fueron, más o menos los siguientes:
“Señora yo no se si usted ya se enteró por la televisión… sí… sí… todo salió mal… le doy mi pésame por el Chiquito… Sí, también un cobani perdió…señora quería decirle que vas a tener que sepultar el cadáver… así que no espere su aparición, no tenemos otra salida… le agradezco su comprensión; no nosotros vamos a estar guardados por mucho tiempo… ¡ojala!... hasta siempre.
El Gordo y había terminado, así que todos volvieron a apretujarse en el K.
Beto enfiló directamente para el muelle; se detuvo unos dos metros antes del borde y se bajó Para mirar si había algo abajo y la altura del agua.
Parecía despreocupado de la gente que trabajaba en el puerto.
Y aquí lo vas a tirar preguntó uno con voz de preocupación.
Sí no habrá problema contestó Beto.
Puso marcha atrás y retrocedió aproximadamente sesenta metros. Puso la primera, inmediatamente lo segundeó hasta ponerlo a rugir, y la tercera era una velocidad suicida; los otros empezaron a quejarse alarmados ¡EH QUE HACÉS HIJO DE PUTA, SI QUERÉS MATATE VOS SOLO!, ¡TURRO…! , y no alcanzó a terminar la frase. Beto se había mantenido aferrado al volante con firmeza que da el convencimiento y también la desesperación; el coche, a impuso de la velocidad cayó en el agua a unos cinco metros desde el muelle; las ventanillas bajas facilitaron el hundimiento.
Fin
OK. Tomate algo de desayuno y creo que ya nos vamos, dijo Beto.
Cuando el mozo le trajo el desayuno al Gordo, Beto le preguntó sobre la hora en que se habría el acceso a la zona portuaria; El mozo consultó el reloj, y respondió – A las nueve… dentro de quince minutos -
A Beto un sudor frío le recorrió la espalda: es como generalmente ocurre cuando nos enteramos que ha llegado la hora de la verdad de los hechos preocupantes… en nuestro interior querríamos que hubiese una concesión de espera… una prórroga que le quitase al hecho dramático el carácter de inminente.
Sacó el celular y preguntó sobre cual era el teléfono de la madre de Chiquito.
Por las respuestas era evidente que había atendido la señora. Los dichos de Beto fueron, más o menos los siguientes:
“Señora yo no se si usted ya se enteró por la televisión… sí… sí… todo salió mal… le doy mi pésame por el Chiquito… Sí, también un cobani perdió…señora quería decirle que vas a tener que sepultar el cadáver… así que no espere su aparición, no tenemos otra salida… le agradezco su comprensión; no nosotros vamos a estar guardados por mucho tiempo… ¡ojala!... hasta siempre.
El Gordo y había terminado, así que todos volvieron a apretujarse en el K.
Beto enfiló directamente para el muelle; se detuvo unos dos metros antes del borde y se bajó Para mirar si había algo abajo y la altura del agua.
Parecía despreocupado de la gente que trabajaba en el puerto.
Y aquí lo vas a tirar preguntó uno con voz de preocupación.
Sí no habrá problema contestó Beto.
Puso marcha atrás y retrocedió aproximadamente sesenta metros. Puso la primera, inmediatamente lo segundeó hasta ponerlo a rugir, y la tercera era una velocidad suicida; los otros empezaron a quejarse alarmados ¡EH QUE HACÉS HIJO DE PUTA, SI QUERÉS MATATE VOS SOLO!, ¡TURRO…! , y no alcanzó a terminar la frase. Beto se había mantenido aferrado al volante con firmeza que da el convencimiento y también la desesperación; el coche, a impuso de la velocidad cayó en el agua a unos cinco metros desde el muelle; las ventanillas bajas facilitaron el hundimiento.
Fin
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¡Una sonrisa por favor!
Profesora que sorprenda a un alumno leyendo un libro titulado ”Orgía de estudiantes secundarios, incluyendo drogas, sexo y alcohol, con y sin preservativo”. Pregunta: ¡Es suyo ese libro!
Alumno: …Sí… pero…
Profesora: ¿Me lo presta?
Alumno: …Sí… pero…
Profesora: ¿Me lo presta?
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Etiquetas: LITERATURA
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