martes, 17 de noviembre de 2009

"CIUDAD PORTUARIA (HAMNSTAD);...BERGMAN SIEMPRE BERGMAN..."

El tema social tratado con la singular visión que admiten las naciones nórdicas. Las disputas matrimoniales como origen de heridas infligidas en el alma de los descendientes y que en algunos casos conforman cicatrices indelebles, condicionantes, que los acompañaran a la vida adulta y estarán subyacentes su modo de actuar y de sentir la vida. Con independencia de la anterior, se reflejan las formas dramáticas que llegan a asumir los enfrentamientos generacionales y las inagotables acusación mutuas entre los cónyuges; de cómo esa rivalidad, subsistente hasta los albores de la vejez, concurre a ser un factor de incidente fatuidad que limita toda posibilidad de armonía y felicidad. La posibilidad de alcanza la redención por medio del amor, incluso cuando ha sido intenso el transito previo por la vía del pecado. Bergman coloca la nota inconfundible de su filosofía existencial a través del obrero, quien fuera hijo de un catedrático; salió a conocer el mundo en la idea de que serían de alto valor las percepciones que capitalizaría, habiendo encontrado en que en todas partes se verifica el mismo grado de miseria de la condición humana, la misma indignidad; en su momento solía frecuentar la biblioteca personal de su padre, pero ahora desaconseja la lectura de libros por el daño que causan. Deja una densa tela para pensar.
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¡UNA SONRISA… PÓNGALE ONDA, PLEASE!

Marido: Cuando hacemos el amor porque no te quejás… eso va enriquecer la relación…

Mujer (En el momento oportuno): ¡La plata que me das no me alcanza; a Carlitos lo aplazaron de matemáticas; el lavarropas anda mal… ¡

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