miércoles, 21 de octubre de 2009

"ANNIE HALL: OTRA DELICIA DE WOODY ALLEN"


Estupenda película que tiene como aparente tema central las relaciones de pareja, sus contingencias, y las vicisitudes que facilitan o condicionan su viabilidad. Esto es solo una verdad parcial porque todos sus análisis y juicios de valor están dados desde la óptica de un ser tan singular como lo es su autor y director: Woody Allen. Parece difícil desvincular al protagonista del film de los rasgos que uno adivina como primordiales en la caracterización personal de Allen; y ellos aparecen presentes en los avatares que envuelven las diferentes parejas con las que llega a integrar una relación estable, siquiera efímera. La principal es la conformada con la cantante de un bar nocturno, personificada por Diane Keaton, que atraviesa, ya sea en la dinámica de acción o bajo la forma de raconto y alusiones toda la obra. Todos los temas esenciales que parecen definir las preocupaciones existenciales y peculiaridades de personalidad de Woody Allen son aquí expuestas: la obsesión con su condición de judío; con ello las singularidades del ambiente y hábitos que determinaron su desarrollo personal, el psicoanálisis y con ello la permanente remisión a los recuerdos de infancia, el nazismo de donde deriva permanentes alusiones a Hitler, Wagner y el holocausto; su perceptible profunda cultura en temas humanistas y su tendencia a racionalizarlo todo hasta lo insoportable; su pretendida o real condición de hipocondríaco. Su visión pesimista de la vida y…su amor vehemente por la Ciudad de Nueva York. Corresponde señalar que la trama se desenvuelve en un tono permanente de humor ingenioso y cáustico, generalmente imbuido de una hondura que, más allá de la diversión que proporciona llama a una profunda reflexión.
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¡UNA SONRISA…PONGALE ONDA, PLEASE!

Rubia, llevando un libro bajo el brazo para que los conocimientos se incorporen por ósmosis: Me bocharon en romano injustamente… es un bajón; me preguntaron sobre el nombre de un emperador posterior a Julio Cesar; les contesté el Emperador Felatio, un déspota que obligaba a todas las mujeres a ponerse de rodillas frente a él…y me respondieron con un aplazo.

Otra rubia, con pinta de estar mucho más caminada: Me parece que hay cierta confusión de conceptos…

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