miércoles, 14 de octubre de 2009

"ASIGNATURA PENDIENTE": UN PELICULÓN...

Un hombre y una mujer atraviesan las vivencias de los matrimonios establecidos con otras parejas, recordando con nostalgia los momentos de romance vividos en la temprana juventud y que han adquirido para ambos el carácter de una idealidad inmarcesible. La vida los pone circunstancialmente en contacto y luego de algunos escarceos, terminan por llevar una vida paralela a la de sus respectivos matrimonios, estableciendo visitas periódicas a un departamento organizado como “nido” de amor; con el tiempo, la monotonía, el conocimiento de los defectos íntimos, la rutina, pero especialmente la pérdida del sentido de excepcionalidad van erosionando la pareja: en determinado momento él llega a decirle, en respuesta a quejas de desatención por parte de la mujer, “…cada vez me recuerdas más a mi esposa…”, con lo cual se resume la verdad de todo vínculo de pareja no adecuadamente asumido y trabajado en consecuencia, y que el protagonista también sintetiza en una noche de copas y confesiones íntimas con un amigo al decirle, más o menos con estas palabras “…cuando te sientes atraído por una chica que ves pasar, es porque no te has casado con ella…”. El fin se ocupa asimismo del efecto del paso de los años, y las decepciones, sobre el mantenimiento incólume de la voluntad de lucha por los ideales; se ejemplifica claramente en el agotamiento del prisionero político, quien confiesa con pudor, con pedido implícito de reserva, que preferiría no ser ejemplo de nadie, quizás por visualizar como utópicos sus objetivos. En la misma línea, el amigo y compañero del personaje principal, comunista recalcitrante, cercano a la cincuentena, se plantea si en su condición de ateo no se está perdiendo la bienaventuranza eterna y cambia su visión respecto del matrimonio y la expectativa dE tener hijos. En su turno, el protagonista avizora que pronto su hijo devendrá en joven autónomo y contestatario, con quien no podrá saltar la barrera generacional, así como el no pudo hacerlo con su padre…y todo operará la eterna circularidad. ¡SI LA VIDA SE OFRECE DE NUEVO, NO LA QUIERO MÁS!
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¡UNA SONRISA… PÓNGALE ONDA, PLEASE!


Psicólogo: … y que diferencia usted marcaría entre su esposa y su amante…


Paciente: Y… no menos de cincuenta kilos…


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