FUNERALES DE ALFONSIN: UN CACEROLAZO ANTIPERONISTA
La desmesura de los acontecimientos vividos en torno a la muerte del ex- presidente Alfonsín, por lo demás ocurrida luego de agotado un ciclo vital, y a consecuencia de una larga enfermedad públicamente conocida, esto es, no tuvo el efecto conmocionante de los eventos prematuros o sorpresivos, no debe leerse como la reivindicación de la gestión presidencial del gran líder. En este sentido a nadie le importó la caída en el olvido de de su promesa de concurrir personalmente a levantar las cortinas de las fábricas, ni que la miseria continuara extendiéndose marcadamente durante su gobierno, y que continuase la caída de la educación, el hambre y la marginalidad, contrariamente a la expresión machacona de su campaña electoral; y en todo caso, en oposición a las medidas urgentes reclamadas por las circunstancias, y no supo adoptarlas. No fue estadista. Como no lo fue ningún radical; siempre consideraron agotada su misión política en el discurso y el acto eleccionario. Y ahora, de tanta miseria acumulada nos encontramos chapoteando en el barro. Y a cada intento de cambio hay una oposición feroz. Y los funerales fueron otra medida de oposición; las clases media, media alta y los antiperonistas – que en otro tiempo y otra circunstancias fueron identificados como “gorilas”, encontraron una oportunidad de manifestarse en defensa de su “guita”, y ante el temor al caos de violencia emanados de los lumpen. Solo una fiera y desconsiderada e hipócrita reacción contra los intentos de cambio.
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